En la última década la accesibilidad universal se ha convertido en una prioridad para comunidades de vecinos e instituciones, sin embargo, todavía es difícil encontrar edificios que no tengan todavía alguna barrera arquitectónica.
Entendemos como accesibilidad universal la Condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes y servicios, así como los objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible. Presupone la estrategia de «diseño para todos» y se entiende sin perjuicio de los ajustes razonables que deban adoptarse. (Definición tomada de la Ley 51/2003 de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, LIONDAU.)
La mayor parte de los problemas de accesibilidad suelen encontrarse en la entrada de los edificios y más concretamente en los escalones de la entrada. En este caso Enier propone diversas alternativas en función del espacio disponible. Una plataforma salvaescaleras o un elevador vertical de corto recorrido (hasta 3 metros) permite salvar este obstáculo a personas que tienen que desplazarse en silla de ruedas. Alternativamente, en los casos en que no se disponga de espacio suficiente, una silla salvaescaleras también resulta útil.
El problema más recurrente se encuentra en las comunidades de vecinos. Des del 2017 es obligatorio contar con un ascensor cuando la mayoría de propietarios votan a favor de ello o también con la petición de un propietario mayor de 70 años o con discapacidad. Esto último se aplica no solo a quienes viven en el edificio, sino también a los que prestan servicios voluntarios y trabajan en él. En este caso, en Enier ofrecemos la posibilidad de instalar ascensores unifamiliares que se adaptan al hueco disponible y además no es necesario contar con un cuarto de máquinas.
Para que un ascensor sea 100% accesible debe contar con un pasamanos en el lateral, una botonera de cabina situada a una altura comprendida entre 90 y 120 cm, un espejo en la pared frontal al acceso para dar visibilidad a los obstáculos y las puertas deben ser automáticas con anchura mínima de 80 cm para que pueda entrar una silla de ruedas.
En todo caso, a la hora de comprar un elevador se tendrá que evaluar cuál es la mejor solución para cada barrera arquitectónica y que se adapte mejor a las necesidades concretas. Cualquiera de los elevadores de Enier son una alternativa sencilla y que apenas implican hacer obras.