En nuestro post diferencias entre un ascensor y un elevador comentamos que una de las principales diferencias entre ambos es la velocidad. Mientras que el ascensor tradicional es mucho más rápido porque se desplaza a 0,60 m/s. o más, el ascensor o elevador unifamiliar es más lento, va a 0,15 m/s. como máximo. Así que, el ascensor (Directiva 95/16 CE) puede instalarse en todo tipo de edificios, mientras que el elevador (Directiva de Máquinas 2006/42/CE) es un aparato más lento e ideal en edificios de menos plantas. También está pensado para personas con movilidad reducida.
Las viviendas unifamiliares son los principales destinatarios de los elevadores, aunque también se instala en cualquier otro tipo de edificio privado o de pública concurrencia, tales como comercios, restaurantes, comunidad de propietarios, administraciones públicas, geriátricos, teatros, museos, guarderías, etc. Es decir, en cualquier edificio que tenga como máximo cuatro o cinco plantas y que no se le exija un uso intensivo.
Teniendo en cuenta esto, las ventajas de un elevador unifamiliar respecto al ascensor tradicional, entre otras son principalmente, el menor consumo eléctrico, el mínimo coste en mantenimiento, una instalación más fácil y sencilla en cuanto a montaje. ¡Ah, importante! No necesitan de un cuadro de máquinas, que, por lo general, no son estéticos y es un espacio más que ocupar.
Un elevador, si es necesario, puede instalarse sin foso con una pequeña rampa, o bien con un foso muy pequeño, a diferencia de los ascensores. Sólo es de 0,10 ó 0,25 metros de profundidad. En cambio, los ascensores necesitan, mínimo, 1,20 para poderlos instalar, también en la altura necesaria desde el piso al techo de la última planta sale ganador el elevador porque sólo necesita 2,30 metros mientras que el ascensor 3,60 m. Además, los elevadores también se pueden instalar en el interior de una estructura sin puertas, incluso sin paredes ni techo.
Para que queden bien con el resto del edificio o la casa, no te preocupes, en Reine tenemos diseños muy modernos, sin perder de vista su parte funcional, que al fin y al cabo es lo que importa.