La energía producida gracias al agua es esencial para nuestro día a día, eso es indiscutible. Ahora bien, ¿cómo se originó? Esta rama de la ciencia existe prácticamente desde la historia de la humanidad, ya que la lucha del ser humano para sobrevivir lo llevó a controlar la fuerza del agua para canalizar ríos y basar la economía en la agricultura.
Unos de los grandes precursores que crearon numerosos sistemas de canalización del agua fueron los romanos. Por ejemplo, el acueducto, la cloaca máxima o el complejo de baños, fueron algunos de sus aportaciones en invenciones para este tipo de energía.
No obstante fue en el año 1795 cuando se creó el primer modelo físico hidráulico gracias al ingeniero Luís Jerónimo en un tramo del río Garona. Años más adelante descubrieron la relación que existía entre la fuerza de la inercia y la fuerza de fricción interna, ya que estas premisas eran de gran importancia a la hora de elaborar el diseño de los modelos hidráulicos.
Pero, ¿cuándo se creó el primer laboratorio? Éste hizo su aparición a raíz de los grandes descubrimientos producidos anteriormente y, en el año 1891, se fundó el primer laboratorio hidráulico en Dresden (Alemania), uno de los principales motores en la investigación y formación de ingenieros en esta rama.
Cabe destacar la importancia que tiene la ingeniería hidráulica en nuestro tiempo. Con ella no sólo se pueden hacer presas de agua, sino conductos de presión para transportar el agua potable, alcantarillados, canales y un largo etcétera.
Por último, os vamos a decir que una de las obras más impresionantes realizadas por ingenieros hidráulicos tuvo lugar en China. La presa de las Tres Gargantas es la planta hidroeléctrica más grande del mundo y tardaron más de 19 años en construirla. Impresionante, ¿verdad?