Hoy en día encontramos en nuestra sociedad una serie de factores que hacen que disponer de un elevador sea más una necesidad que un lujo. El creciente envejecimiento de la población, el gran número de personas con movilidad reducida, o la mejora de la calidad de vida, son algunos indicadores que demuestran la necesidad de instalaciones que ayuden a salvar las barreras arquitectónicas.
Los edificios públicos como comercios, restaurantes, geriátricos, teatros, precisan cada vez más de este tipo de equipamiento por su concurrencia de personas. No obstante la instalación de elevadores es necesaria más allá de los edificios públicos.
Un ascensor unifamiliar en una vivienda con más de una planta podría parecer un lujo innecesario y, sin embargo, se trata de una instalación que puede cambiar radicalmente la calidad de vida de personas con discapacidad o movilidad reducida, personas mayores que no puedan salir a la calle, etc. Pero también puede ser un complemento para aumentar la comodidad del día a día de un hogar.
Consta de una instalación más fácil y sencilla que un ascensor tradicional, sin cuadro de máquinas, menor requerimiento de foso y altura, y tiene menor consumo eléctrico. Su coste en mantenimiento es mínimo y se equipa con un dispositivo que permite el descenso y auto-rescate del ascensor en cualquier situación.
Un ascensor unifamiliar se trata, sin duda, de una inversión de futuro y una gran solución funcional que aumenta notablemente la calidad de vida, con precios asequibles y con múltiples diseños y acabados para adaptarse al cien por cien a su hogar.